¿Qué pensaría usted si, mensualmente, el Estado le otorga un monto de dinero para que lo use libremente, sin condicionamientos? ¿En qué lo invertiría o qué haría con él? Estas inquietudes llevaron a un grupo de investigadores del Departamento de Economía, Comercio Internacional y Política Social de Utadeo, liderados por los profesores Wilson Giovanni Jiménez Barbosa y Giuseppe De Corso, a indagar acerca de las percepciones ciudadanas en torno a la posibilidad de una renta básica universal, un tipo de ingreso que, de acuerdo con su definición, plantea que todos los ciudadanos tienen derecho a participar de la riqueza que genera el país, a través de una mensualidad que puede usar de la manera que desee y que podrá tener sin importar si es rico o pobre.
La investigación, de la que hicieron parte un trabajo de grado del estudiante Juan Sebastián Hernández, de la Maestría en Gestión y Políticas de Salud, y la tesis de grado de la profesora tadeísta Johanna Sareth Acuña Gómez, del Doctorado en Modelado en Política y Gestión Pública de Utadeo, permitió recoger las percepciones de los colombianos en diferentes lugares del país, entre ellos el Caribe, Bogotá, Cúcuta, Tumaco y Pasto.
En cuanto a los usos que se les darían a estos recursos, los encuestados mostraron desconfianza frente a cómo los demás invertirían esta renta, pues en su mayoría señalaron que sus conciudadanos malgastarían el dinero o dejarían de trabajar. Sin embargo, la percepción cambió cuando se les preguntó lo que cada uno de ellos haría con el dinero, pues todos indicaron aspectos positivos, entre ellos estudiar, crear empresa o ayudar al prójimo.
De igual manera, los participantes en el estudio expresaron cierto temor hacia la medida, pues consideran que ello podría desencadenar una posible crisis económica e inflación, al tiempo que llevaría a un conformismo en la población, en el que las personas ya no se sentirían motivadas para salir a trabajar. Sin embargo, admiten que esta sería una iniciativa que transformaría la realidad social actual derivada de un Estado ausente.
El Gobierno nacional implementó, hasta junio de 2021, una renta básica para las famiias colombianas más vulnerables
Por otro lado, en cuanto a la construcción de una sociedad mejor y más equitativa, los participantes manifestaron que la renta básica universal mejoraría la distribución de los recursos, de tal forma que el dinero pueda llegar a toda la población.
Uno de los aspectos más interesantes es que los ciudadanos consideran que esta medida fortalecería la democracia, pues ya no dependerían de la compra de votos ni de los sistemas clientelares, especialmente en las regiones, situación que permitiría hacer una mejor selección de los gobernantes, así como unas nuevas consideraciones sobre el ejercicio de la ciudadanía y la dignidad humana.
“La renta básica universal ayudaría a reducir la corrupción, en la medida que la política regional está capturada por grupos de clientelas de subsidios o cargos. Con este tipo de rentas, se esperaría que las personas ya no estén dispuestas a vender su voto, eliminando así las clientelas, fortaleciendo así la democracia, y, por ende, tener la posibilidad de unas mejores elecciones de representantes y gobernantes”, coindice Jiménez.
La renta básica universal, a diferencia de la renta básica planteada por algunos gobiernos en tiempos de pandemia, se plantea como un derecho al que pueden acceder todos los ciudadanos, sin condiciones y sin importar su situación económica
Renta básica para todos, pero condicionada
Para los entrevistados, implementar la renta básica universal no parecería ser un problema, en términos fiscales, en la medida que consideran que hay mucho dinero que se pierde por cuenta de la corrupción que se podría utilizar para este menester, sumado a un mejoramiento de algunos impuestos y a la optimización en la explotación de recursos naturales, entre ellos el marino y el minero.
Dado que, para varios de los entrevistados, la renta básica universal implicaría, en muchos casos, abandonar el trabajo y darle más tiempo al ocio, estos sugieren que se brinde un servicio social a cambio del dinero, como lo podría ser cuidar el parque del barrio o a los adultos mayores de la comunidad: “Esto indica que lo que más se valora en nuestra sociedad es el trabajo y lo que se consigue a través de los logros con esfuerzo. Aunque la gente desea tener tiempo libre para el ocio, siente temor a ser juzgada mal por querer tenerlo”, agrega Jiménez.
Esta situación se suma a que la mayoría de los encuestados dice ver este tipo de renta como un ingreso complementario al laboral, lo cual significaría que la gente no abandonaría el trabajo, siempre y cuando este les garantice unas condiciones dignas: “La renta básica sería una expresión de la libertad, pues estamos acostumbrados a estar esclavizados del trabajo. Significaría llevar una vida digna, más allá de cualquier obligatoriedad “, argumenta Jiménez.
De todos modos, el tadeísta insiste en que no solo es cuestión de transferir el recurso económico a los ciudadanos, pues también se requiere del desarrollo de capacidades que conduzcan a que cada persona goce plenamente de sus libertades. En últimas, es necesario preparar a la sociedad y cambiar la cultura ciudadana en torno a las implicaciones que tendría recibir este estipendio.
“La implementación de la renta básica universal dependerá del enfoque político del Gobierno hacia sus ciudadanos. Hasta el momento, las discusiones se han dado en torno al costo que tendría esta, pero no en preparar a la gente para recibir un dinero no condicionado”, puntualiza Jiménez.
En la actualidad, ningún gobierno en el planeta ha implementado un sistema de renta básica universal
Sin un futuro cercano para su implementación
Aunque la renta básica universal aún no ha sido aplicada en su totalidad en ningún país del mundo, en el Estado de Alaska (Estados Unidos) hay una experiencia muy cercana a este modelo. Se trata del Fondo de Dividendos de Alaska, creado a finales de los setentas, el cual consiste en que las regalías provenientes de la explotación minera y petrolera son invertidas en bolsas de valores y, posteriormente, la mitad de la renta generada es distribuida a todos sus habitantes, exceptuando a quienes se encuentran privados de la libertad.
En todo caso, y por cuenta de la pandemia que atraviesa actualmente el mundo entero, son varios los gobiernos que han optado por una renta básica, limitada al tiempo que dure la emergencia y solamente focalizada a unas poblaciones vulnerables, tal como ocurre en Colombia, en donde el Gobierno nacional decidió mantener un ingreso de este tipo hasta junio de 2021. Sin embargo, esta medida, de acuerdo con Jiménez, se diferencia de la renta básica universal, dado que es un beneficio focalizado a una población y es condicionada, tal como ya venía ocurriendo con el programa Familias en Acción.
Y es que, aunque tampoco está contemplada una renta básica universal en la agenda legislativa a corto y mediano plazo, Jiménez señala que las transformaciones del modelo de producción, enmarcadas en lo que se ha denominado la Cuarta Revolución Industrial, sumado a las secuelas económicas que dejará el coronavirus, llevarán a los Estados a pensar, en las próximas décadas, en esta medida como una solución para restituir la capacidad de consumo a las personas que perdieron o no han encontrado empleo, por cuenta de una inminente automatización de algunas labores, es decir, del reemplazo de la fuerza productiva del hombre por el de los robots y ciborgs, situación que detonaría en una destrucción del empleo, y por ende, a que menos personas puedan adquirir los bienes y servicios producidos.
Por el momento, lo que sí es factible es que, a mediano plazo, se pueda pensar en una renta básica para las personas con menos recursos, que se sostenga en el tiempo y permita alcanzar una mayor dignidad humana.
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Para más información sobre el proyecto, puedes escribir al correo electrónico: wilsong.jimenezb@utadeo.edu.co