Uno de los grandes desafíos de una producción cinematográfica es estabilizar la cámara cuando esta se encuentra en movimiento. En 1976, el camarógrafo americano Garret Brown saltó a la fama al ser el primero en inventar una técnica que evitara los movimientos indeseados del operador, tecnología a la que se le denominó Steadicam. Sin embargo, como lo mencionan los investigadores Diego Andrés Romero, de la Escuela de Diseño de Producto, y Silvia Buitrago, de la Escuela de Diseño, Fotografía y Producción Audiovisual de Utadeo, este dispositivo, que tradicionalmente es usado por la industria del séptimo arte desde finales de los años setenta, suele ser costoso y muy pesado en este contexto, pues, en promedio, con este método, un camarógrafo carga alrededor de treinta kilos incluyendo cámara, baterías y luces LED.
Las recientes tendencias de incorporar la grabación de muy buena calidad en las cámaras fotográficas y celulares, a partir de desarrollos en sensores, duración de baterías y electrónica, indujo a que el mercado cambie, generado una explosión de soluciones comerciales. Sin embargo, a la hora de brindar soluciones de estabilización, este es un mercado que está desatendido y no ofrece muchas alternativas.
Es así como Romero y Buitrago, en conjunto con la investigadora Judith Rodríguez, desde el 2012 desarrollaron un dispositivo de suspensión de cámaras de bajo peso, como parte de la convocatoria interna de investigación de la Dirección de Investigación, Creación y extensión (DICE). Cinco años después, el dispositivo fue presentado bajo la solicitud de patente ante la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), gracias a la Brigada de Patentes que llevó a cabo nuestra Universidad en conjunto con Connect Bogotá Región. En mayo de este año, la SIC le concedió la patente de invención a la Universidad, mediante la resolución No. 12015.
Impactando el mercado de bajo costo
Como bien lo relata Buitrago, la función de los dispositivos de estabilización de imagen pasa por las necesidades narrativas de la producción, es decir, el momento en el que el director y su director de arte traducen el guión literario en una propuesta de imágenes. Así, el estabilizador juega un papel fundamental a la hora de llevar a cabo tomas subjetivas, que encarnen la intimidad o acercamiento de los personajes con el encuadre de la cámara, a tal punto que, en algunas condiciones, es necesario que el actor sea quien carga la cámara o esta se sitúa frente a él, con el fin de dar ese toque dramático esperado y la inmersión total a las audiencias.
Modelo tridimensional del dispositivo
Tras analizar las patentes, especialmente americanas, que existían en el mercado desde 1976 hasta el 2012, los investigadores desarrollaron seis propuestas, una de las cuales fue modelada mediante computador. El dispositivo final consta, al igual que los demás estabilizadores, de tres partes: un chaleco, una suspensión y un mecanismo que le permite ciertos grados de libertad a la cámara. Los diferenciales del dispositivo creado por los tadeístas se enfocaron en los dos últimos aspectos.
En el caso de los grados de libertad, se desarrolló el mecanismo de tal manera que la cámara quedara ubicada por debajo o al mismo nivel del centro de rotación, a modo de péndulo, reduciendo en magnitud el contrapeso, es decir, en términos físicos, el centro de masa permanecía al nivel o por debajo del pivote sin imprimir longitud en el poste. Ello, según señala Romero, permite que “el contrapeso y la inercia del sistema ayuden a que la cámara vuelva por efecto del cabeceo sin interferir con las piernas”. El mecanismo se fabricó usando duraluminio 7075, material de gran resistencia, pero tres veces más liviano que el acero.
Vista frontal del dispositivo
Otro de los aspectos importantes se encuentra en la suspensión, pues, de manera análoga a como sucede en los automóviles, motos o dispositivos de carga, se usaron amortiguadores de doble efecto y un arreglo en paralelo a elementos elásticos, con el fin de disminuir el tiempo de estabilización. También el arreglo cinemático (que posibilita el movimiento del mecanismo) es diferente a como se dispone en los estabilizadores tradicionales.
En cuanto a su manufactura, gran parte de los componentes del dispositivo se desarrollan mediante impresión 3D, disminuyendo los tiempos de producción, de cara a su serialización. De igual modo, se trabajó con la mayor cantidad de elementos normalizados, de fácil acceso, con el fin de disminuir el costo de producción y sus posibles reparaciones o reemplazo de partes. Empero, también hay piezas que, debido a su tamaño, requieren de mucho tiempo y paciencia para su fabricación y ensamble, razón por la cual se contó con el apoyo del mecánico relojero Julián Medina, según cuenta Romero como parte de las anécdotas de este proceso de investigación-creación.
“El dispositivo abre el espectro a una nueva generación que responda a las necesidades de las producciones de bajo costo”, sostiene Buitrago, quien, precisamente, como fruto del trabajo diagnóstico, publicó un artículo académico sobre las potencialidades narrativas que tiene un dispositivo de esta naturaleza.
Ahora, destaca Romero, se prepara una nueva fase de investigación creación que se desarrollará en el 2020. En ella se busca ajustar el chaleco del dispositivo a las necesidades reales de peso, al tiempo que se harán estudios comparativos con otras soluciones y se explorarán sus posibilidades de comercialización.