Mientras era estudiante en Yale, Santiago Cárdenas se preguntaba a principios de los sesenta porque sentía una inquietud poderosa sobre la importancia predominante que tenía el arte abstracto. Se hacía siempre la pregunta acerca de lo que debía ser la pintura mientras que la respuesta iba dirigida hacia las pocas opciones en el arte abstracto, que se imponían en todas las tendencias y que, por supuesto, negaba la posibilidad de supervivencia de cualquier otraaproximación pictórica. No estaba convencido del dogma. Le parecía que las decisiones y orientaciones del artista deben responder a las especificaciones propias de cada artista.
Por eso, la pintura de Santiago Cárdenas tiene su personalidad. Le interesa la realidad pensada desde la cotidianidad obvia; el detalle de un mundo de líneas oblicuas donde el dibujo está muy cerca de la pintura. Con el paso del tiempo, el artista acabó pintando el mundo privado que encuentra en su taller. Un marco colgado, una paleta, un lápiz o una flor.
En su juventud norteamericana, reprodujo de manera cortante y definitiva, dentro del mundo de la figuración, imágenes de la cultura norteamericana que, muy cerca al Pop, reinventaba el comedor, el cuarto de plancha, los vestidos sin anatomía humana, los ganchos, las corbatas. Imágenes escolares de los lockers. Ya después vinieron las pizarras que, comenzaron teniendo una cercanía al trabajo de Cy Towmbly pero que, pronto obtuvieron la serenidad personal del artista colombiano.
En el mundo de Cárdenas la reflexión sobre la realidad, es la maneracomo abstrae el sentido de los objetos que pinta, porque es en esos detalles, como una puntilla, o sus alambres donde diseña visualmente cómo el mundo del espacio puede funcionar en dos dimensiones.
El formato del cuadro también hace parte de la obra y maneja la superficie plana como la superficie que será el fondo de una composición –generalmente– delimitada a unos objetos. En espacio pictórico que detiene el tiempo. Allí suspendido queda un paraguas sin dueño o la hora que lo ilumina. La importancia en el manejo de la luz, hace que Cárdenas tenga la enorme cualidad de ver que entre las ventanas hay atmosferas y climas. Algunas veces secas, como puede ser la pintura de un papel arrugado, o la textura de la superficie de un cartón. Otras tienen atmosférica, como lo que queda escrito y borradosobre una pizarra pintada.
También se encuentran en su mundo, otra aproximación, donde el movimiento es parte fundamental de la composición. El artista cuida la calidad trasparente de la sombra como lo hizo Vermer, pinta como si fuera tiza a la odalisca deMatisse, se interroga sobre el mundo universal del autorretrato mientras nos deja un escuálido gancho, o un lápiz congelado en una reflexión sobre en elcomportamiento de la línea.
Ana María Escallón