La pequeñas y medianas empresas han atravesado duros retos económicos durante la pandemia, sin embargo, el gobierno destinó más recursos del Programa de Apoyo al Empleo Formal a las empresas más grandes del país, así lo aseguró Confecámaras. La entidad informó que el beneficio quedó en manos del 80% de las empresas más influyentes, en comparación con el 9% de las Mipymes que accedieron al PAEF.
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Toda empresa fundada en Bogotá, dicen algunos, surge en principio por un factor emocional. Este es un asunto importante a la hora de emprender, al menos en Colombia, debido a la ilusión con la que muchas personas crean sus emprendimientos y buscan, de esta forma, darles vida a sus nuevas ideas. Pero no por esto se quiere decir que toda pyme (pequeña y mediana empresa) en Colombia se conciba tan solo en términos de lo emotivo, porque todo aquel que pretende establecer un negocio se encuentra con disyuntivas, que obligan al nuevo empresario a realizar una planeación estratégica, indispensable para todos aquellos que tengan el mismo objetivo.
Las pymes en Colombia vienen ganando terreno desde hace varios años. Esto se demuestra en la cantidad de puntos porcentuales que estas aportan al Producto Interno Bruto (PIB), que depende de ellas hasta en un 28 %, y en la gran cantidad de empleos que pueden ofrecer. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en el año 2002, la participación de la pyme en Colombia representaba un total del 91% de las empresas del país, siendo las pequeñas- aquellas que presentan de 2 a 50 empleados- las que tienen una representación mayoritaria con el 81,2%.
A su vez, la investigación de implementación y alcance de las tecnologías de la información, llevada a cabo por la Facultad de Ingeniería de la Pontificia Universidad Javeriana en 2003, sugiere que “Bogotá, por su parte, concentra alrededor del 50% de las pymes (pequeñas y medianas empresas) dentro de los sectores de servicio, comercio y manufactura”. Por si fuera poco, según la Cámara de Comercio de Bogotá, la metrópoli “continúa consolidándose como la capital del emprendimiento de Colombia y como una de las ciudades más dinámicas de América Latina. Entre enero y noviembre de 2019 se crearon 144.550 empresas y establecimientos de comercio, 14 % más frente al mismo periodo del año anterior, cuando se crearon 126.957”.
Es importante también tener en cuenta que muchas de las pymes no cuentan con una planeación estratégica, debido a que la mayoría de empresas pequeñas y medianas se conciben al inicio bajo un factor emocional preponderante, lo que dilucida la falta de planeación de cara al futuro de la empresa en el largo plazo y, por consiguiente, las pone en riesgo de insolvencia.
Don Luís, dueño de la empresa Lukystick, trabaja en su casa de lunes a domingo, desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde. Foto Andrés Castañeda Cardona.
Además, la mayoría de empresas son creadas, al principio, de manera informal, aunque con el tiempo y el crecimiento tienden a formalizarse en su planeación. Nicolás Sáenz, experto en creación y administración de empresas de la Universidad Nacional, explica estas variables de la siguiente manera: “Durante la concepción de una empresa se tienen dos etapas fundamentales muy marcadas y distinguidas entre sí, en un principio, y cuando la empresa recién comienza, se tiene que esta recae sobre lo que se podría llamar el ciclo emprendedor. Este ciclo está marcado fundamentalmente por lo informal y tiene además un alto componente emocional, no obstante, y con el paso del tiempo, se tiene que el ciclo que, en un principio era emocional, muta a un ciclo más formal, denominado el ciclo de planeación. Este ciclo además tiene un componente racional fuerte”.
Ahora bien, en medio del fenómeno de la pandemia, muchas de estas empresas constituidas con escasa planeación a largo plazo vivieron las consecuencias del bajonazo económico. Carlos Parra, Luis Romero y Ana Corzo, son tres empresarios que, si bien tuvieron grandes retos a lo largo de estos meses de encierro, pueden sentirse afortunados en medio de esta coyuntura, a pesar de que esta situación ha producido temor entre los trabajadores de diversas áreas y ha generando zozobra e intranquilidad universal. Sus empresas, a pesar de verse reducidas por la pandemia en algunos casos, en su mayoría, a nivel de ganancias, se han logrado mantener en el mercado laboral y competitivo.
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Luis Romero, habitante del sur de Bogotá, repasa con el dedo el nombre de su empresa mientras va dando forma a un ovillo tras otro. Es uno de esos pocos personajes que, a pesar de las dificultades, ha visto en la creación de empresa la oportunidad para sacarle provecho al oficio que siempre ha desempeñado. Es dueño de Lukystick, una empresa del mercado manufacturero, específicamente de tapetes, desde hace más de 20 años. La empresa está ubicada en el primer piso de su casa, en la localidad de Bosa, y constituye una fuente importante de ingresos para su familia. Desde el comienzo de la pandemia, Luis ha visto en su negocio una gran oportunidad para ajustarse a las necesidades del momento a través de la elaboración de tapetes desinfectantes, aquellos que tienen un dispensador de pie delgadito, que se asemeja mucho a un pedal de Fórmula 1, y con el cual uno puede limpiarse los zapatos antes de untarse de antibacterial al antojo.
El vínculo de don Luis con su empresa es de largo aliento y de tiempos pretéritos, pues desde que comenzó a laborar, siempre se vio inclinado por el tema de los tapetes, a pesar de que ha desempeñado otros cargos como guaquero, maestro de obra, telarista, entre otros. Los tapetes para él, más que su diario vivir, son un patrimonio familiar que ha procurado enseñar a su esposa e hijos, y que al día de hoy se ha consolidado con el apoyo de su hogar.
Bodega de Luis Romero. Este es el sitio de trabajo en el que el señor Luís ha laborado durante más de 15 años. Foto Andrés Castañeda Cardona.
El sector manufacturero, al menos en Bogotá, registra 41.255 empresas, de acuerdo con las cifras del registro y directorio de empresas Informa; esta información es similar a los datos dispuestos por el Ministerio de Comercio en su página web, donde este sector representa por lo menos un 38% de la fuerza aportada a las Pymes a nivel nacional, una cantidad considerable, si se tiene en cuenta que es el sector más golpeado por la pandemia. Dentro de las empresas que más se destacan en esta área están aquellas que se dedican a: la confección, la elaboración de productos alimenticios, la instalación y mantenimiento de equipos, la fabricación de productos elaborados en metal, la producción e impresión de copias, las sustancias, los productos químicos y, por último, los muebles, colchones y somieres.
La empresa de Luis hace parte de estos sectores y es un ejemplo interesante de que la proyección empresarial no reemplaza el amor del empresario por su negocio. Se presupone que en un principio, toda empresa sea constituida obviando el componente racional, es decir, el que corresponde a la planeación a largo plazo, y finalmente, cuando está consolidada, desaparezca el factor emotivo. Pero, una empresa como la del señor Luis, con sus veinte años de trajín y de costura tras costura, sea vista por sus propietarios, después de tantos años de esfuerzo, únicamente desde el factor racional, debido a que hay muchas historias de vida relacionadas a la empresa y a los proyectos conjuntos que en ella se han formado. Esta empresa es un ejemplo de que la incertidumbre no derriba las ganas y el deseo de superación de la gente, y a veces resulta un aliciente todavía más eficiente que la normalidad.
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Una historia que contrasta con la anterior es la del señor Carlos Parra, quien tuvo que adaptarse y comenzar a desarrollar las actividades laborales de su empresa a partir de un sistema de trabajo diferente al acostumbrado: el Home Work. Este año, esta modalidad de trabajo ha comenzado a sumar más adeptos en Colombia desde hace aproximadamente una década, y ha adquirido mayor relevancia, disparándose durante la pandemia.
Carlos es dueño de una empresa desarrollada bajo el modelo del teletrabajo, bautizada como Corporatis, que tiene presencia en el mercado desde hace más de ocho años y se dedica a la publicidad, otro de los sectores más grandes e indispensables por todas las ramas de la economía. Su historia es bien particular. Comenzó en las calles lejanas e invisibilizadas de Ciudad Bolívar, cuando Carlos era tan solo un adolescente de dieciséis años, que se dedicaba a trabajar en la construcción, porque “era lo más fácil para hacer en ese entonces, sin estudio y tan joven”, afirma. Es el menor de diez hermanos y creció en el seno de una familia con el don de llevar a cabo labores artísticas, gracias a la mano diestra de sus integrantes.
Para el caso del señor Parra, el factor emocional fue lo que lo motivó a hacer empresa, pues en las condiciones en las que se encontraba laborando, no era fácil sostener una familia que iba sumando hijos. Por aquel entonces, él trabajaba en una empresa prestante de salud que se desplomaba de a pocos. “Corporatis comenzó con dos empleados: mi esposa y yo”, cuenta Carlos Parra. No obstante, la empresa creció hasta llegar a los diez empleados de planta, y los ocho empleados adicionales, con cargos variados entre ilustradores senior, publicistas y jefes de producción, que han sido vinculados a la empresa desde la cercanía y la confianza familiar; como es en el caso de Carolina Becerra, diseñadora y mercaderista de modas.
Con una familia numerosa, Carlos Parra fue uno de los pocos hermanos que tuvo la oportunidad de acceder a la educación universitaria. Foto Andrés Castañeda Cardona.
Su dedicación por la compañía, durante los últimos tres años, ha resultado valiosa para su ascenso en la empresa, a pesar de que su experiencia laboral se encontraba enfocada en otras áreas como el diseño de modas y la organización de eventos. Ella considera que un factor de éxito para que Corporatis se mantuviera “firme y bien parada”, es gracias a su sistema laboral (Home Work), adaptado desde la concepción misma de la empresa.
Esta opinión la comparte Camilo Rodríguez, familiar cercano y trabajador de la empresa, que se ha desempeñado como diseñador gráfico senior. En su caso particular, Camilo considera que el método de trabajo de la empresa es diferente y novedosa, con relación a que ha desempeñado en el pasado; además, afirma que: “Frente a la actual pandemia, ha sido algo difícil porque muchos de los clientes han reducido presupuestos en diferentes áreas como publicidad y diseño, no obstante, creo que al haber implementado un sistema de teletrabajo, bien organizado desde el principio, tuvimos la ventaja, y gracias a eso, se nos facilitaron las cosas durante la pandemia, y frente a otras empresas, que además tuvieron que implementar, por obligación, el tema del teletrabajo muy de camino”.
Esta modalidad ha resultado ser una forma de trabajo idónea para las empresas que se han visto afectadas durante estos duros meses de cuarentena. El modelo ha salido al frente para recuperar lo perdido, o en su defecto, ha contribuido a mejorar el panorama general de algunas empresas, a pesar de que esta forma de trabajo lleva en Colombia algo más de una década y se encuentra reglamentada en la Ley 1221 de 2008, como: “Una forma de organización laboral, que consiste en el desempeño de actividades remuneradas o prestación de servicios a terceros utilizando como soporte las tecnologías de la información y comunicación -TIC - para el contacto entre el trabajador y la empresa, sin requerirse la presencia física del trabajador en un sitio específico de trabajo", según afirma el artículo segundo de la misma ley.
La no presencia física del trabajador en la empresa, como versa el artículo, ha resultado ser uno de los métodos más eficientes para mantener el trabajo en estos tiempos, sin embargo, a pesar de ser efectivo, a veces no presenta las garantías necesarias para el trabajador. Carolina Becerra y Camilo Rodríguez han construido su sustento, en los últimos años, a través de esta modalidad. Para ellos, ha sido un método favorable, ya que Corporatis, la empresa en la que ambos laboran, se ha formado bajo esta forma de trabajo. No obstante, dadas las diferentes formas de vida de los empleados, el teletrabajo puede resultar invasivo en el entorno familiar e íntimo de los trabajadores.
Ángela Castañeda, profesional en Psicología, asegura que, para adaptarse a esta forma de trabajo, “se debe tener muy en cuenta el factor diferencial de cada individuo; su comportamiento, sus modos de vida, así como sus diferentes ocupaciones en el hogar; no es lo mismo una persona que reside en soledad a una persona con hijos, familiares o simplemente con muchas cosas que, aparte del trabajo, le ocupan su día a día”.
Luis trabajando con la ribeteadora, una máquina que realiza el bordado de los tapetes. Foto Andrés Castañeda Cardona.
Otro tema que ella considera importante, es la gestión del estrés ante la carga laboral, que aumenta durante el teletrabajo, debido a que los empleadores asumen que sus trabajadores tienen más tiempo libre para desarrollar otras tareas. Sobre esto, la psicóloga recomienda: “Hay que tener muy en cuenta el estrés, este puede no solo derivar en otras afecciones a nivel mental más profundas, sino que también puede ir deteriorando la vida de la persona, haciéndola intolerable a la misma realización del trabajo”. A su vez, Ángela menciona la importancia de que el trabajador busque un modelo que mejor se adapte a él y, desde luego, a su labor.Teniendo en cuenta la coyuntura, ella considera necesario que los trabajadores no se decanten por un modelo dicotómico, sino que el profesional y las empresas busquen el punto medio, que es donde tiende a estar siempre la diferencia, “tanto para la salud como para el buen desempeño”.
Ángela, además, sugiere a las empresas realizar actividades variadas, ideales para el trabajador, como pausas activas, respetar los horarios de descanso y llevar a cabo actividades de distensión en las empresas, cuyo fin sea el lograr que el profesional no se abrume, sino que tenga un ánimo renovado para desempeñarse de la mejor forma bajo este modelo.
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En los últimos años, hay quienes se han cansado de las condiciones de trabajo de diversos sectores y han optado por abrirse paso en el mercado con nuevas propuestas. Este es el caso de Ana Corzo. Ella es psicóloga de profesión, enfocada al área clínica, y laboró en diversos cargos de la salud pública. Un día, extenuada y agobiada por el sacrificio personal que implicaba trabajar para otros, comenzó a buscar una nueva forma de trabajo que llevara su acento y estilo propio. Así se le ocurrió la idea más improbable de toda su vida: crear una empresa enfocada en la seguridad social, riesgos laborales, cajas de compensación familiar y pensiones, entre otros servicios de asesoría. Contra todo pronóstico, la empresa fue constituida en marzo del 2015 con el nombre de Soluciones JT.
“Éramos dos hermanos y yo cuando iniciamos la empresa. Creamos la empresa entre los tres; nos preparamos sobre los temas y manejo general de la empresa; después de dos años, una de mis hermanas se independizó de nosotros, continuamos mi hermano y yo”, comenta Ana.
Ana Corzo, fundadora de Soluciones JT, tenía una sede de su empresa en Centro Mayor, pero tuvo que adecuar un espacio dentro de su casa. Foto Andrés Castañeda Cardona.
Un estudio de la Asociación Colombiana de Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), reveló que las pymes en Colombia destinan en su mayoría por lo menos el 56% de sus ingresos en el pago de deudas. Este es un fenómeno que en las tres empresas mencionadas anteriormente ha enfrentado de la siguiente forma:
Ana explica que durante la pandemia su negocio no se ha reducido, por el contrario, salvo por el comienzo de la misma, la coyuntura le ha beneficiado, dadas las precauciones de los trabajadores frente a la contingencia sanitaria de la covid-19. Este beneficio ha sido efectivo en el sentido que le ha ayudado a barajar, de alguna forma, las deudas que acumuló durante el duro comienzo de cuarentena. Estas deudas comenzaron a manifestarse, según ella, durante los tres primeros meses del 2020, pero luego de esta dura decaída, su empresa no tuvo mayores dificultades, sino que pagó todo lo que debía con las ganancias de los meses siguientes. Así, la empresa comenzó a prosperar en términos económicos y tuvo que adaptarse a la nueva demanda.
Para el caso de Luis Romero, propietario de la empresa de tapetes Lukystick, “la empresa se ha mantenido durante la pandemia, gracias a la venta de tapetes al por mayor a otras tapicerías o baratillos de ciudades como Barranquilla”, dice él. La causa de que sea esta ciudad es fácil de entender, según explica Luis con toda la sencillez del caso: “Costeño que se respeta tiene tapetes en toda la casa y adora vivir descalzo”, pero ese no es su secreto de éxito. Dadas las complicaciones de Luis para transportar sus productos durante la cuarentena, se vio en la necesidad de crear tapetes desinfectantes, que con la ayuda de su familia y allegados, produjo y vendió en gran cantidad en esa ciudad. Fue tal la demanda que él y sus cercanos tuvieron que trabajar jornadas más largas para suplir los pedidos y aumentar la oferta.
Por su parte, Carlos Parra, propietario de Corporatis, experimentó una realidad distinta: “Asociado al covid, hemos visto reducidos nuestros ingresos en un 40%, versus el año 2019. El endeudamiento bancario a causa de la pandemia no se encuentra en esos estimados mencionados del 40- 90%; por lo que no es nuestro caso”, de manera que, al menos por ahora, puede respirar tranquilo.
Si bien los tres protagonistas de esta historia sortearon retos para mantener sus negocios a flote, un balance general del momento de la creación de la empresa y las estrategias de sostenimiento, permitirán evidenciar la causa de que naveguen en aguas tranquilas en medio de la pandemia.
De acuerdo con el estudio 'Representación Social del Fracaso de las Pymes del 2007 al 2017', elaborado por la Revista Hojas y Hablas, pensar en una correcta planeación estratégica es indispensable para el triunfo a largo plazo de las empresas, debido a que “un número considerable de pymes no logra establecerse; de las que sobreviven, el 30% no supera el primer año de vida, y se considera que después de 10 años, el 70% restante reduce su tamaño”. Sin embargo, dos de las tres empresas aquí mencionadas, Lukystick y Soluciones JT, no tuvieron en su momento esa gestión administrativa. Por su parte, Carlos Parra, de la empresa Corporatis, sí construyó para su empresa un modelo de negocio ceñido al molde de lo esperado, debido a que su empresa ha atravesado de manera efectiva las etapas pautadas en la planeación estratégica. En ese orden, estas tres empresas son el vivo ejemplo de que las excepciones existen, ya que entre las tres no solo suman más de treinta años en competencia, sino que parecen tener madera de sobra para seguir en el mercado.