En la ciudad de Florencia, al suroriente del país, un grupo de 20 mujeres decidió darse una nueva oportunidad para transformar sus vidas y su entorno social. Con la decisión de dejar atrás su condición de trabajadoras sexuales, estas mujeres encontraron en la producción de cárnicos una opción no sólo para responder a sus expectativas personales, sino al desarrollo socioeconómico de su comunidad, su vulnerabilidad frente a la violencia sexual y los impactos del conflicto armado interno. Fue así como Beatriz Rodríguez, una mujer emprendedora nacida en Dosquebradas, Risaralda, optó por construir paz desde la importancia de la dignidad del ser humano, y le hizo un jaque a la prostitución para crear, junto con otras mujeres, ASOMUPCAR (Asociación de Mujeres productoras de Cárnicos del Caquetá).
Lideradas por Beatriz, quien fue nominada al Premio Nobel de Paz, la Asociación se ha convertido en una microempresa ejemplar y en un proyecto integral basado en el acompañamiento sicológico, médico, pedagógico y productivo para mujeres de la región, con una escuela de empoderamiento, material didáctico y proyectos para la promoción de derechos, alternativas de desarrollo y, recientemente, respuesta al desplazamiento forzado.
Observatorio de Construcción de Paz: Beatriz queremos que nos cuente algo de su iniciativa.
Beatriz Rodríguez: Nosotras somos unas mujeres que hace más o menos diez años, cansadas de la discriminación y la violencia que ejercían los grupos armados en la región a mujeres en situación de prostitución, decidimos organizarnos y cambiar de oficio para darle un poquitico de dignidad a nuestras vidas, y es de esta manera como nace ASOMUPCAR (Asociación de Mujeres Productoras de Cárnicos del Caquetá).
OCP: ¿Qué entidades han apoyado su iniciativa?
BR: A nivel local, a las entidades oficiales no les interesa, a nivel internacional sí hemos tenido apoyo del Fondo de Iniciativas locales de la Embajada Canadiense, también de la USAID a través de la OIM; el mismo Bienestar Familiar se ha apoyado en toda la experiencia que tiene ASOMUPCAR para liderarle algunos procesos y hacer alianzas con el instituto, pero realmente la derivación de los procesos que tenemos la hacemos a través de nuestra industria de transformación.
OCP: ¿Cuáles considera usted que son los mayores logros que han tenido ustedes como iniciativa y, más allá, los logros de las iniciativas de mujeres en la paz?
BR: En mi región es muy difícil, es un escenario de guerra donde convergen todos los actores armados lícitos, ilícitos y todos los que se inventan. No es fácil la participación de las mujeres en la democracia y la paz de mi departamento, creo que tampoco lo es para el resto de mujeres en el país. Tenemos logros importantes como poder demostrarle a la vida, a nosotras mismas, a la sociedad, que sí podemos, que somos sujetas de derechos. A nivel regional creo que es muy importante la conformación de las redes de mujeres que tenemos en este momento; como mínimo, ya somos una más cargando a nuestra espalda el dolor de la otra.
OCP: Además de los grupos armados, ¿qué otras dificultades han enfrentado ustedes como iniciativa?
BR: De todo tipo. Primero, el ser mujeres; segundo, ser pobres; tercero, ser prostitutas sin padrinos políticos, en una sociedad machista, con unas estructuras machistas muy marcadas y fuera de eso con todos los actores armados apuntándole a uno. Entonces han sido dificultades que sin hacerle apología al dolor creo que las hemos convertido en oportunidades y considero que tenemos un reconocimiento importante en la región.
OCP: ¿De qué manera ustedes han logrado convertir esos problemas en oportunidades?
BR: Nosotros diseñamos una estrategia como resultado de las necesidades que las mismas mujeres de la asociación han tenido. Nosotras somos una iniciativa de mujeres de base: somos veinte mujeres que estábamos en situación de prostitución y tenemos una estrategia que ha dado buenos resultados y son las buenas prácticas desde la civilidad para rescatar a las mujeres en situación de prostitución.
OCP: ¿Ustedes en algún momento pretenden llevar estas acciones un poco más allá y empezar a buscar incidencia en política pública o articularse con otras iniciativas regionales para llevar una agenda de paz a la agenda del gobierno local, regional o incluso nacional?
BR: Yo creo que estamos a puertas de esa iniciativa, llevamos diez años haciendo incidencia, empoderando a las mujeres, haciendo buenas prácticas para el goce efectivo de las mujeres para que nos reconozcamos como sujetas de derecho y estamos a puertas de comenzar a formular nuestra política pública porque ni en el país está, mucho menos en una región como mi departamento. Es un trabajo con muchas dificultades, con muchos escalones por avanzar, no tenemos ningún apoyo para ese tema de incidencia, sólo nuestra iniciativa, nuestras ganas y el tiempo y el valor que le colocamos las mujeres de la organización.
OCP: ¿Qué tipo de relación tienen ustedes con otros actores de la sociedad civil como la Iglesia y las universidades?
BR: Tenemos buenas relaciones con la Iglesia y con las universidades; de hecho, dentro de los proyectos que tiene la asociación, tiene la casa de la mujer que es apoyada totalmente por la UNAD (Universidad Nacional Abierta y a Distancia), a través del consultorio psicológico; también con la universidad de la Amazonía a través del consultorio jurídico. Tenemos buenas relaciones, pero eso no basta, se necesita de un apoyo decidido desde el ente territorial hacia esos grupos de base.
OCP: Nosotros sabemos que fue nominada al premio Nobel de paz por Colombia y queremos que nos cuente sobre esa experiencia.
BR: Fui nominada al premio Nobel de paz por Colombia, también fui nominada al Premio Nacional de Paz y hemos tenido como asociación varios reconocimientos a nivel nacional y a nivel mundial.
OCP: Pero, ¿eso si tuvo alguna repercusión? Por ejemplo en la actividad que usted llevaba a cabo o en el reconocimiento en su región
BR: Para nosotros son muy importantes los reconocimientos a nivel nacional e internacional, porque para nadie es un secreto que nosotros estamos en medio de todos los actores armados, y eso de alguna manera incide en el reconocimiento, en el respeto y en la neutralidad que nosotros manejamos en la región.