En el marco de Expopaz, el Observatorio de Construcción de Paz de la Universidad Jorge Tadeo Lozano habló con Mercedes Borrero, gerente de la feria, y con Alessandro Pretti, coordinador del Área de Paz, Desarrollo y Reconciliación del PNUD.
Observatorio de Construcción de Paz: ¿de dónde surge la idea de Expopaz y por qué hacer una feria de este tipo?
Mercedes Borrero: la idea de la feria surge de una iniciativa de Naciones Unidas a nivel Latinoamérica, específicamente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. Es una apuesta para producir y transmitir conocimiento en diversos campos, y siendo Colombia uno de los países del mundo donde más iniciativas locales de paz existen, quisimos aplicar este conocimiento, esta gestión de conocimiento, al área de construcción de paz desde lo local.
OCP: ¿Cómo fue el proceso de la feria?
MB: en el proceso nada ha sido improvisado. Por ejemplo los nombres de los espacios: el ágora como un espacio de conocimiento dirigido hacia los espacios de incidencia política, tomando esa figura griega del punto de encuentro y debate; las Malocas como puntos de encuentro comunitario y de expresiones más de carácter vivencial y narrativo; los laboratorios, pensados como espacios de intercambio de conocimiento y aprendizajes. Todo fue pensado de antemano, internamente, con el equipo técnico del programa del área de paz y desarrollo del PNUD. Después se fueron involucrando nuestros socios estratégicos, como la GTZ, que nos ayudó muchísimo en todos los aspectos de carácter metodológico; la Unión Europea con sus laboratorios de paz; la Red Prodepaz; la cooperación española; los suecos, que han venido también apoyando esta iniciativa, al igual que la Embajada de Holanda. Es decir, toda la cooperación que le ha apostado a estos ejercicios y a estas iniciativas de construcción de paz estuvo aquí.
Desde el primer momento nosotros queríamos que las iniciativas fueran las protagonistas, es decir, queríamos minimizar los grandes debates conceptuales y teóricos y queríamos privilegiar y visibilizar esas protagonistas que día a día desde sus lugares domésticos, desde sus puntos de encuentro en las escuelas, en las organizaciones sociales de muchas regiones del país construyen paz a su manera, es decir, de forma creativa, abriendo espacios de convivencia, revisando por ejemplo sus programas educativos para incorporar también estos esfuerzos de construcción de paz, de una paz mirada desde el punto de vista positiva. Y es esa paz positiva que se construye a pesar de las adversidades y la violencia. Ese fue el enfoque que se utilizó.
OCP: cuéntenos algo de la buena acogida que tuvo la feria.
MB: yo empiezo por decir que en estas ferias que han sido impulsadas por el PNUD, ninguna había tenido la convocatoria que tuvo Colombia. Pensábamos recibir 60 iniciativas y recibimos 420 solicitudes. Yo creo que en eso contribuyó algo muy positivo y es que hay un deseo de la gente de querer hablar de paz. Esa es la lectura que nosotros hacemos de esta respuesta tan generosa que se tuvo de la convocatoria. De esas iniciativas conformamos un comité de expertos externo, les dimos a ellos las bases de datos y ellos hicieron autónomamente esta selección. Además, desde la cooperación internacional también hicieron sus propias elecciones, por supuesto privilegiando las iniciativas que son apoyadas por ellos.
Pero queríamos visibilizar también esas iniciativas que no hacen parte de la cooperación internacional, que no hacen parte de organizaciones grandes, sino que están allí en lo local, en sus municipios apostándole a la construcción de paz. Y aquí ustedes habrán visto cómo en la exhibición hay micro-productores de mermeladas, de hongos, que le apuestan a al desarrollo económico como una forma de mejorar las condiciones de vida; como una RedProdepaz que concentra 18 programas de desarrollo y paz y que presentaron muchísimas iniciativas.
Esto es lo que hemos querido visibilizar, es decir, cómo se construye paz a través de distintas expresiones. No son solamente expresiones de cultura de paz, se construye paz a través de organizaciones de víctimas que cada vez tienen un discurso mucho más propositivo. Hemos encontrado también cosas muy interesantes en el área de gobernabilidad, es decir, cómo hay ya en algunas regiones del país posibilidades para que la gente se involucre en procesos de planificación local. Y esa forma de construir capital social es lo que genera unas condiciones mucho más duraderas para una construcción de paz más duradera.
Yo pienso que lo que muestran las iniciativas es eso, crear unas condiciones de construcción de paz, unas condiciones de capital social, unos puntos de encuentro para el diálogo, un avanzar en recopilar y registrar esos espacios de convivencia a los que las comunidades se enfrentan todos los días en tantas regiones del país.
OBC: ¿cómo fue el ejercicio metodológico de convocar a las iniciativas?
MB: se utilizaron unos criterios que estaban divididos en cuatro ejes: ¿quiénes somos? ¿Qué hacemos? ¿Qué hemos aprendido? ¿Qué podemos compartir? Esas cuatro preguntas estructuraron un formulario que era bastante simple pero iba dirigido a conocer a las iniciativas. Consideramos que una iniciativa que se acaba de constituir no tenía mucho que compartir, porque todavía no tenía un acumulado de experiencia. También se estableció un puntaje; dependiendo del puntaje los miembros del comité hicieron la selección de las iniciativas. Mayoritariamente lo que encontramos es que el área de cultura de paz es la que más iniciativas concentra; el área de gobernabilidad convocó también muchas iniciativas; desarrollo socio-económico menos y nos sorprendió observar que mujeres constructoras de paz no se auto-identificaron como tales, pero que hay muchas iniciativas de mujeres constructoras de paz que hacen parte de otros segmentos.
Eso fue lo que nos llevó a que en la exposición las mujeres constructoras de paz estuvieran ordenadas desde cultura de paz, desde mujer y justicia, desde mujer y desarrollo socioeconómico porque queremos visibilizar mucho más robustamente lo que las mujeres hacen, no solamente como mujeres constructoras de paz, sino como mujeres que crean cultura, mujeres que se organizan en torno a organizaciones de víctimas, que le apuestan a procesos como la maestra que desde su función pedagógica le apuesta a generar procesos de construcción de alianzas y generación de acuerdos.
OCP: y en cuanto a las regiones ¿cuál fue la más activa?
MB: algo muy positivo es que no necesariamente todas las iniciativas provienen de los territorios donde hay presencia de la cooperación internacional. Hubo un trabajo en construcción de paz con un enfoque interregional antes que departamental o municipal; lo interregional tiene un peso muy grande, pero ese peso también está jalonado por los programas de desarrollo y paz, que no necesariamente están concentrados en un solo departamento, sino que tienen un alcance mucho más interregional. Y eso se vio en la convocatoria también: Antioquia es el departamento que más iniciativas envió; Cauca, Nariño, el suroccidente colombiano envió mucho; el oriente, sobre todo con Meta; y la costa pacífica muchísimo, toda la región de Sucre, los Montes de María, del César; muy poca presencia de Guajira, los Llanos Orientales y la Amazonía.
Hay muchas iniciativas que se gestionan desde Bogotá, entonces la sobre representación de la ciudad no necesariamente quiere decir que las iniciativas locales estén aquí, sino que se gestionan y muchas veces su razón jurídica está radicada en Bogotá.
OCP: Finalmente, ¿podría darnos un balance sobre Expopaz? ¿Qué es lo positivo y qué habría que mejorar?
MB: lo positivo, la diversidad. Es una diversidad territorial, una diversidad étnica, una diversidad temática, pero además es la forma en que se expresa ese deseo de paz. Unos lo expresan a través de la palabra, otras son expresiones gráficas; lo corporal también tuvo en espacio muy fuerte, desde iniciativas como el colegio del cuerpo hasta el centro educativo horizontes de Barrancabermeja. Sobre todo los jóvenes encuentran, no necesariamente a través de la palabra, sino a través de la creatividad y su expresión creadora, una forma muy fuerte de expresar ese sentimiento de paz.
Para mejorar, nosotros creemos que no nos podemos quedar aquí; nosotros decimos que esto no es punto de llegada sino un punto de partida y creemos que el impacto de Expopaz se medirá no solamente en qué tanto esto se recoge en una agenda política que ofrece respuestas a estas demandas que se están gestando desde las regiones, sino que también tiene que expresarse en construcción de redes. Hay que preguntarse qué podemos compartir y qué hemos aprendido y cómo se puede potenciar ese aprendizaje y esa experiencia que se ha generado. Yo pienso que allí se requiere un trabajo, el papel de la academia en registrar estos aprendizajes, que de aquí salgan modelos de construcción de paz, que surjan temas para investigar y darle mayor visibilidad a cómo se gesta la paz desde lo local