Monseñor Nel Beltrán Santamaría ha dedicado su actividad pastoral y personal a la consecución de la paz en Colombia. Desde la administración de Belisario Betancur Monseñor ha participado en los diálogos de paz establecidos para encontrar una salida negociada al conflicto armado colombiano. En 1992 sostuvo sus primeros contactos como emisario de la Iglesia Católica para destrabar y reanudar los diálogos de paz con las guerrillas. En esa condición intervino en las conversaciones celebradas en Tlaxcala (México) entre el Gobierno de César Gaviria y al Coordinadora Nacional Guerrillera Simón Bolívar (organización que agrupaba a los comandantes de las FARC, el ELN y el EPL). Beltrán participaba con el fin de acercar a la partes –guerrilla y gobierno- para firmar un acuerdo de paz. Ante el fracaso de las negociaciones, en 1993 propuso que en la zona de los Montes de María se instalara una mesa de negociaciones que permitiera un acuerdo con un ala disidente del ELN conocida como la Corriente de Renovación Socialista.
Los esfuerzos de Monseñor terminaron por acarrearle amenazas y señalamientos. Ampliamente conocido fue el escándalo originado por las acusaciones difundidas por el diario El Tiempo según las cuales Monseñor se habría reunido sin autorización con algunos comandantes guerrilleros en una cumbre subversiva en La Habana (Cuba) en enero de 1994. A la larga, la Conferencia Episcopal de Colombia, Monseñor y el propio gobierno cubano demostraron que estas acusaciones formuladas por la Fiscalía eran completamente infundadas, pues el prelado nunca había viajado a Cuba ni había sostenido contactos con la guerrilla sin autorización del gobierno.
En 1998 Monseñor se involucró activamente en el proceso de paz con las FARC y con el ELN con el gobierno de Andrés Pastrana. En medio de las expectativas que generaban las negociaciones, Monseñor consideraba que existían tres grandes aspectos que podían interferir en cualquier proceso de paz: primero, el afán de protagonismo de todas las personas que deseaban sacar rédito político a la paz; segundo, “el proceso de paz no debe caer en las manos de quienes buscan enriquecerse sino de las personas que realmente trabajan por terminar con la violencia”; y tercero, “debe evitarse que la paz se burocratice y se pierda la mística.”
Monseñor Beltrán, quien en ese momento hacía de la mesa de trabajo y participación por la paz de la Cámara de Representantes, resaltaba la necesidad de encontrar unidad de los procesos ya que a su juicio, y paradójicamente, “la paz está dividiéndonos más que uniéndonos”. En esta oportunidad monseñor Beltrán criticaba la posibilidad de que el proceso de paz se concentrara exclusivamente en el Ejecutivo, con lo cual la sociedad civil perdería el espacio ganado desde años anteriores en este tema. En ese sentido, Monseñor Beltrán expresaba que la Iglesia se ponía a disposición de las partes en la mesa de diálogos, ya que la paz había que buscarla “sin nombres ni apellidos”. De ahí, su inquietud frente a la situación de la sociedad civil, pues volver a la política de un presidente omnipresente que maneje con exclusividad el proceso, es un retroceso. Su postura frente a las negociaciones entre el gobierno y los grupos subversivos y el fracaso de las mismas han llevado a Monseñor a profundizar su labor de promoción de la construcción de paz desde diversos espacios de la sociedad civil:
Sepas-Diakonia de la Paz
Con cobertura en el departamento de Sucre, es un ente diocesano que busca aportar en la construcción de lo público a través de condiciones que permitan reducir los niveles de pobreza y exclusión, fomentar la participación activa de la sociedad civil, fortalecer la institucionalidad del Estado y profundizar la evangelización de la Iglesia. El objetivo de la entidad es consolidar una sociedad basada en el respeto de los Derechos Humanos, la reconciliación y la paz a través de unas políticas que están orientadas a la prevención de violencias, el aprovechamiento de la capacidad instalada, la integración pastoral y la promoción humana. Para tales fines, se recurre a estrategias que le apuntan a la formación de liderazgos, la dinamización cultural, el uso pedagógico de los medios de comunicación y el apoyo a programas que propenden por la cultura de la no-violencia; cabe destacar que estas estrategias tienen una en una preferencia por las poblaciones más pobres y en condiciones de vulnerabilidad. El programa cuenta con las siguientes áreas de trabajo: Vida, Justicia y Paz; Construcción de lo Público; Desarrollo Humano y Movilidad Humana; Sección de Administración y Finanzas.
Fundación Montes de María
Surge como una respuesta de intervención para recuperar una región de Colombia fuertemente golpeada por el conflicto armado y otras complejas problemáticas sociales y, a su vez, restaurar el tejido social de los habitantes de la región. Monseñor Beltrán hace parte del grupo de fundadores de la iniciativa, que convoca a tres diócesis de la región, la Iglesia Menonita y otras instancias de la sociedad civil. Este proceso fue confiado a Monseñor debido a su capacidad de liderazgo y la amplia experiencia que tiene en el tema de conflicto y paz en el país y la región. En efecto, a finales del 2003 el PNUD y algunas organizaciones de la sociedad civil convocaron a la Iglesia Católica a través del Obispo de Sincelejo para que liderara la creación de una organización que canalizara, unificara y coordinara los múltiples esfuerzos en construcción de paz y desarrollo que existen en la región.
La Fundación pretende dinamizar, articular y facilitar procesos democráticos, mediante la formación, organización y participación ciudadana, la consolidación de redes sociales y la generación de alianzas y relaciones con actores públicos y privados a nivel local, regional, nacional e internacional, que permitan generar condiciones para el desarrollo integral, los derechos humanos y la paz de los Montes de María. Los principios orientadores de la Fundación son el respeto a la vida y la dignidad humana, la solidaridad, la transparencia en sus acciones, la búsqueda del desarrollo humano integral, la igualdad y el reconocimiento de la diversidad cultural.
Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación.
Como representante de la sociedad civil en la CNRR, la labor de Monseñor ha estado dirigida a garantizar que la labor de la CNRR satisfaga realmente los derechos de las víctimas y establezca las condiciones de verdad, justicia, reparación, reconciliación y garantías de no repetición que eviten la reproducción de la violencia. A nivel local, la consolidación de la sede regional de la CNRR en Sucre y Córdoba, ha permitido el acompañamiento y la asesoría a las comunidades victimizadas, así como a otras estructuras del Estado que trabajan por la reconciliación y la paz. Esta labor le ha posibilitado posicionarse como un referente nacional y local al que muchas instituciones del Estado y de la sociedad civil acuden con para recibir orientación en materia de Derechos Humanos, Paz y Reconciliación.
Programa Diocesano de Reconciliación.
El objetivo de este programa de la Diócesis de Sincelejo es posibilitar, acompañar y fortalecer procesos de reconciliación integrales e integrantes, que favorezcan la reconstrucción del tejido social, político y cultural de los sucreños. A través de permanentes reuniones, conversatorios, investigaciones y la lectura permanente de la realidad sociopolítica del departamento y del país, Monseñor Beltrán y su equipo de trabajo han consolidado una iniciativa que se convierte en todo un programa a favor de la reconciliación y la paz en el departamento. Debido a la ambigüedad que adquiere la reconciliación en otros escenarios, esta iniciativa la concibe como una meta, pero también como un resultado y un proceso: la reconciliación es un ecosistema integrado por subsistemas simultáneos e interdependientes entre sí -espiritual, personal, social, político y ambiental-.
Fundación Diocesana para la Mojana
En un afán por visibilizar una región marginada social y económicamente, Monseñor ha convocado sectores sociales, políticos y religiosos en diferentes niveles (regionales, nacionales e internacionales) para que sumen esfuerzos para solucionar las graves problemáticas que enfrenta esta región. Creada en el 2008, la Fundación busca constituir una región reconciliada y en paz, con mayor identidad cultural y más estructurada social, económica y políticamente dentro de los causes de la constitución colombiana. Se constituye desde la Diócesis de Sincelejo como una entidad sin ánimo de lucro que pretende plantear opciones políticas, económicas y sociales estratégicas para la región: comprensión y renovación de la cultura; fortalecimiento de la democracia participativa; apoyo a un modelo de desarrollo regional que genere riqueza y que garantice su distribución con justicia social y equidad; desarrollo humano integral; reconciliación y paz basada en el reconocimiento y satisfacción de los derechos de las víctimas.
La Fundación le apuesta a una metodología de focalización en poblaciones estratégicas con base en los siguientes ejes estratégicos: construcción del talento humano y sostenibilidad; Derechos Humanos; cultura; construcción de redes de actores y procesos; reconciliación y paz; espiritualidad. El objetivo de la Fundación es crear una estructura que ayude a promover la construcción de una región sostenible, con condiciones para el Desarrollo Humano Integral y en Paz; la Democracia participativa y el fortalecimiento de la institucionalidad del Estado local.
Movimiento para el Desarrollo Integral de Sucre
Como resultado del acompañamiento que Monseñor Beltrán y su equipo de trabajo vienen haciendo a los liderazgos políticos y sociales del departamento a través de la Mesa de Partidos y Movimientos Políticos de Sucre y la Mesa Sucreña por la Paz, y teniendo como modelo la iniciativa del Movimiento de Reconciliación Nacional, surge el Movimiento Político por el Desarrollo Integral de Sucre. El ideario del movimiento se hace visible en los “Acuerdos básicos fundamentales en lo político, lo económico, la reconciliación y la paz”, los cuales convocan a la ciudadanía y futuros gobiernos a repensarse el departamento. En sus principios, este Movimiento es formativo, promotor y generador de una nueva cultura política en Sucre; por lo tanto, no es electoral, ni coyuntural, aunque busca incidir en los procesos democráticos del departamento. El Movimiento es un ejemplo de que los consensos básicos para construir la paz son posibles aún en el marco de diferencias políticas y religiosas. La tarea del Movimiento y su estructura, es vincular a la ciudadanía Sucreña en la difusión y gestión de unos consensos fundamentales que permitan reconstruir el departamento desde lo político y lo económico y reconciliar a sus pobladores.