La Escuela de Artes y la Primera Bienal de Arte y Diseño invitan a la exposición Poéticas de lo cotidiano, y estéticas de la vida, el próximo octubre 25 de 2016, Museo de Artes Visuales Utadeo - Cra 4 # 22-40 a las 7:00 p.m.
“Estamos incluidos en la felicidad. Nuestra vida consume algo de antaño que era alegría. Todos hemos estado asociados en nuestro origen con una explosión de beatitud viviente”.
Pascal Quignard
La realidad sin la energía dislocadora de la poesía ¿qué es?
Maurice Blanchot
La presente exposición se enmarca en el proyecto de creación-investigación Poéticas de lo cotidiano, y estéticas de la vida. La muestra se podría enmarcar dentro de las distintas acciones que se realizan en el país en el contexto de la paz y el conflicto. Nuestra postura, no obstante, apunta a señalar que ni el conflicto, ni la paz, se agotan en las conversaciones realizadas en La Habana, pese a su indiscutible importancia. Tampoco se puede plantear de manera dicotómica la relación entre la paz y el conflicto, e ilusoriamente considerar que la paz es la ausencia de conflicto. El disenso es constitutivo de las sociedades, hay que aprender a tener desacuerdos respecto de lo que es justo o injusto, sin apelar a la violencia. Una pedagogía de la paz asume que el conflicto y el disentimiento son esenciales para la vida política. De hecho puede existir una alta dosis de violencia cuando se intenta borrar lo disensual, la disidencia, el desacuerdo. Ya Estanislao Zuleta decía que solo habría paz cuando estemos maduros para el conflicto, es decir cuando se democratice la democracia dando cabida al disenso.
Más allá de eso, nos interesa realizar pequeños señalamientos acerca de la importancia de la vida, de valorar la vida como presupuesto fundamental para la paz, de celebrar la vida con todas sus diferencias, como un elemento central de esta pedagogía de la paz. Entendemos la vida como potencia, capacidad de errancia, de generación de mundos posibles, como diferencia pura, imposible de encerrar en una misma perspectiva. Esa potencia de creación no es homogenizable ni neutralizable en una misma lógica o en un mismo régimen de verdad. La biopolítica contemporánea nos muestra los distintos dispositivos de regulación sobre el cuerpo, la vida, los afectos, los deseos. Nos muestra cómo hoy se producen modos de vida y subjetividades ajustados a un aparato tecno-productivo que termina por desdibujar la pluralidad misma de la vida.
Pero la vida misma se encarga de entregarnos otros momentos más vitales, más poéticos, otros modos de vida, otros cuerpos e instantes, otros saberes en los que la vida danza creativamente. Quizás nos situamos en una suerte de biopotencia, o una biopolítica afirmativa que pone la vida y su cuidado por encima de afanes productivistas y consumistas. En consecuencia nuestra posición se focaliza en localizar algunos obras, gestos y acciones, derivados tanto de artistas como del vivir mismo de individuos y colectividades que afirmen la vida , donde –sobre todo- se celebre la potencia y la poética de la vida y los esfuerzos por construir lo común en el país. Alguien decía que los bellos momentos no hacen historia, pero quizás sí hacen la vida.
El arte no sólo reside en ciertos objetos denominados “artísticos”, también está en el vivir mismo. También se hace arte, se poetiza y transforma la existencia, cocinando, tejiendo, soñando, jugando, conversando, riendo. Podemos hablar de una resistencia poética que posibilita que la vida se manifieste desde dimensiones diferentes a la lógica mecanizada, productivista, eficiente y planificada. El arte y lo sensible nos abre a lo que podemos ser, a acontecimientos que se desmarcan de lo funcional y programado. Una estética de la existencia, como lo denominara Foucault.
En ese orden de ideas, también es importante expandir lo que entendemos por imagen artística. Lo artístico se abre a la política, a la celebración, a un revitalizado activismo, a los gestos cotidianos, a los momentos donde la vida recuerda que es vida. En consecuencia, nos invita a extender la noción de “imagen artística” más allá de su encierro en los encuadres institucionales. Es factible ver imágenes artísticas y actos poéticos en un encuentro amoroso con el otro, en las relaciones no codificadas de solidaridad, en la creatividad inesperada de un niño, en la invención de formas de comunidad alternativas, en liberar el deseo para generar otros modelos de vida en la cotidianidad, en gestos pequeños, en el habla del cuerpo, en otras relaciones con la naturaleza , en situaciones donde aflora una creación social no intercambiable por dinero, , en introducir pequeñas diferencias allí donde todo se muestra acabado e irremediable, en generar intervalos y vacíos en los tiempos y espacios, en suspender automatismos y rutinas, en esos pequeños desplazamientos que van provocando algo aunque ignoremos con precisión que es.
No hace mucho el escritor William Ospina (1) en una conferencia se refería bellamente al tema, de allí seleccionamos algunos pasajes: “Una de las principales lecciones que nos deja la historia es que al final de las guerras las sociedades tienen la urgente necesidad de un gran relato... A ese gran relato los seres antiguos lo llamaban el Canto, pero ese canto no lo era sólo por consistir en palabras con ritmo y con música, sino porque era a la vez memoria y pensamiento, descripción e imaginación, evocación e invención, experiencia y fantasía. ...Porque en el sentido más hondo del término los seres humanos sólo podemos hacer el relato, tejer el canto, no para eternizarnos en la condición de víctimas sino para dejar de serlo. El relato no oculta el horror y el dolor, pero tiene el deber de trascenderlos....Tal vez en Colombia no se trata ya de volver a una normalidad perdida sino de inventar por fin una normalidad desconocida. Y esas son las creaciones que no sabe hacer la política, esas son las creaciones profundas, humanas, complejas, curativas, que sólo el arte, con su libertad, su imaginación, su fantasía, su sentido del ritmo, su intuición y su profundo compromiso con la vida, puede lograr”.
(1) William Ospina. Conferencia “Retomar los tejidos de la vida antes de la guerra”, en el 1er Festival de Cine de Jardín: “Posconflicto, solo se perdona lo imperdonable”. 1 de julio de 2016. Jardín, Antioquia.Fecha de la exposición:
25 de octubre - 9 de diciembre
Museo de Artes Visuales Utadeo